La espiral continua (que muestra la foto) que se puede obtener a partir del centro mismo de esta cobertura de hojaldre fino es debida a disponer de una fórmula de masa muy tradicional de cada pastelero, que ha de ser sometida a un largo proceso manual de pliegues consecutivos una y otra vez sobre sí misma, correspondiéndose cada circulo de ella a un plegado.
El objeto de esta elaboración es vario, a fin de lograr que por el hecho de ser esta tapa tan extremadamente delgada resulte muy crujiente para que consecuentemente al ser cortada nos llegue esa agradable sensación de crujido al oído, a que los aromas fluyan por entre estas láminas al exterior hasta cautivar nuestro olfato, y que los fluidos que emanan del relleno durante el proceso de horneado se impregnen entre ellas y así aportar en el momento de su degustación a las papilas gustativas la gran riqueza de matices que lo componen, otro aspecto importante es el de mostrar visualmente que no se trata de un pastel cualquiera a la usanza, sino de algo diferente que promete ser algo especial como termina por ser comprobado.
Desde el punto de vista de su consumo se hace muy apetecible no solo por su equilibrado contenido en proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y sales minerales, y con un garantizado aprovisionamiento local de los componentes con lo que se consigue mantener siempre la mismas características organolépticas, sino también porque supone la mejor posible alternativa para hacerlos diferenciarse favorablemente de los “fast food” tan en boga.
Por todo ello su consumo está incrementándose tanto para tapeo (ya que se suele servir troceado en cuatro trozos), o bien como almuerzo a media mañana, comida, merienda o cena, eso sí ya es el colmo cuando se logra tomarlo recién salido del horno, humeante, calentito y acompañado de una buena cerveza fresquita, o de uno de nuestros afamados vinos tintos.
Se trata por otra parte de una figura icónica de nuestra gastronomía que en la región es conocido como “Pastel de Carne”, y que al haber trascendido desde hace tiempo al entorno más próximo de nuestras provincias limítrofes ha pasado a tomar carta de naturaleza denominándolo “Pastel de Carne murciano”.
Nuestros paisanos desplazados por razones laborales a través de todo nuestro país han contribuido de manera primordial a difundir su conocimiento por doquier, y el cada vez más elevado incremento de los flujos turísticos hacia Murcia tanto nacionales como internacionales (mayoritariamente europeos) están consiguiendo una cada vez mayor divulgación, como no podría ser de otra manera dada la excelencia del mismo pues como dice nuestro rico refranero español: “Algo tendrá el agua cuando la bendicen”.