LOS “FRANCHUTES” EN MURCIA EN 1809

El tio Roque una vez sentado en su silla de cuerdas, atacada su pipa y prendida fuego con la yesca que encendió a fuerza de golpes del eslabón sobre el pedernal, y a continuación de echar dos o tres bocanadas de humo, de toser y escupir, como para aclarar su garganta dijo:

Cuando en el año nueve se corrió la voz de que iba a venir a Murcia el francés, se hicieron en la ciudad angunas fortificaciones y dista se derribó en la Puerta de Castilla la ermita de mi santo que estorbaba, sigún dicían unos inginieros.

Munchos de esos que por toas partes quieren sacar la panza porque no le han visto las orejas al lobo, estaban que no cogían en el pellejo, de hinchaos y valentones, creyendo que se iban a comer dista al Preste Juan de las Indias, y tó porque un general inglés que se llamaba On Dole (Lord Doyle) y el mesmo general Palafox que se había hecho tan nombráo en Zaragoza, habían dicho que si tal, que si cual, y que eramos tós muy hombres.

En fin que yo mesmo estaba pá coger un fusil de güena gana, porque me entró una esa que dista a bocáos me hubiera tragáo media Francia.

………….. y en cuanto dieron las ánimas en la Catedral, unas patuleas de gabachos, muy feos y a bayoneta calá, se esparramaron por angunas calles y fueron matando a tóas las presonas que encontraban, que pasaron de treinta, a punchazo limpio y dimpués se metieron en munchas casas prencipales y en angunas tiendas de comercio, atropellando a hombres y mujeres, rompiendo las puertas y robando los dineros y halajas que encontraron.

¿ Y los de la ciudá se estuvieron quietos ?.

¡ Hombre ! hubo de tó; pero como a la gente le pilló desprevenía y los otros iban armaos, pos sucedió que no se pudo escabechar por las calles más que a tres o cuatro franchutes y como a media ocena dentro de las casas.

¡ Argo es argo! tio Roque: más vale pocos que nenguno, porque ¿sabe osté que le digo? que si de los nuestros caen munchos ¡no importa! porque al regolver de una esquina, como aquel que dice viene el repuesto; pero si de ellos hay cae uno y mañana otro , y no se para la hebra enviando siempre gabachos a Perico Botero al cabo de angún tiempo ¡Dios que te crió! no quéa nenguno ni pá simente de rábanos…..

En mi Biblioteca familiar.

Del libro Huertanos y franceses de 1902.

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