
La Real Fábrica de la Pólvora y el Salitre fue mandada construir en 1964 por el rey Felipe IV (hijo de Felipe III y Margarita de Austria).
Se colocó junto a la acequia porque para refinar el salitre se precisaba de mucha agua, el que se extraía de forma natural de las zonas de yesos que contiene también cloruro sódico, otras sales y arenas.
Durante la Guerra de la Independencia fue la única fábrica que estuvo fabricando pólvora y balas para las partidas de guerrilleros.
En la actual fachada que data de 1755 figura su denominación posterior de Fábrica Nacional de Salitres.
A consecuencia de una fuerte inundación que arrastro todos los salitre y asoló la fábrica por lo que fue trasladada a las nuevas instalaciones en Javalí Viejo , aunque conservándose las viviendas de los militares que la dirigían, sus jardines y en una esquina de la misma la llamada Capilla del Salitre a la que se dirigían a orar y oir misas los mismos y sus familias, cuyos restos actuales se corresponden con la siguiente fotografía, hasta que quedaron abandonadas para pasar a formar parte del conjunto del conocido como Jardín de la Pólvora.

La minúscula capilla situada a pocos metros de Iglesia mudejar de Santiago formaba parte de las catorce estaciones del Vía Crucis establecido en 1598 por los monjes franciscanos descalzos del Convento de Santiago, que comenzaban en la Iglesia de San Miguel y la última en la del Calvario situada en la Puerta de Castilla.
Tiene un delicado estilo barroco con adornos en las ventanas, una enorme cruz en la fachada y un altar intercolumnario greco-romano, además de un Ecce Homo y una Dolorosa, estando cerrada al público en espera a que terminen de una vez por discernir entre la administración pública y la religiosa a quien corresponde la restauración y puesta en valor artístico de la misma, pues no está declarada BIC pero si recomendada su visita y es propiedad del Obispado.
Por lo pronto ya se ha disgregado del citado Jardín de la Pólvora mediante un vial que la ha rodeado, hallándose llena de pintadas y deteriorándose visiblemente.