
En 1266 el Rey Alfonso X el Sabio donó “a los cristianos los terrenos de todo aquello que queda más allá de la puente de la Puente, e de la Mezquita Alharilla allí donde comienza la Al Gebeça”, significando Alharilla “El Barrio” y Al Gebeça “carrera” o carretera que hoy es la Calle Torre de Romo.

Puntualizando que Alharilla (el Barrio en árabe) – cuya denominación curiosamente aún se conserva actualmente en una de su calles (de lo que da fe esta fotografía), y que pese a que hallan transcurrido más de 750 años los ciudadanos que habitan su entorno al preguntarles donde viven contestan “en el Barrio”, al igual que le llamaban los árabes en su tiempo.
En ese momento histórico los terrenos de la citada Mezquita y el adjunto cementerio musulmán que tenía cada una , lugar que al ser cedido a la Orden de San Benito construyeron en 1451 sobre ella una primera pequeña Ermita dedicada a San Benito y el barrio pasó a ser denominado de San Benito.
Dos años después se fundó la primera casa-convento de los frailes carmelitas, y posteriormente en 1586 el Obispo Gerónimo Manrique cedió la propiedad a los Carmelitas Calzados con lo que pasó el barrio a ser denominado como el Barrio del Carmen, a la vez que se derruyó la Ermita para construir la Iglesia del Carmen (1721-1767).
Actualmente de antiguos templos no queda resto alguno, ampliándose sobre sus terrenos adjuntos construyendo el Colegio e Instituto anejos.
Al construirla se hizo como mandaban los cánones del barroco, de modo que mostrara la grandiosidad y orientándola al norte para que quedara más engrandecida al ser admirada desde el Puente de los Peligros a través de la Plaza de Camachos, el Jardín de Floridablanca y la Avenida de Colón.
La fachada está flanqueada por 2 torres con su portada a modo de Arco de Triunfo, conteniendo en la parte superior del cuerpo dos hornacinas con las imágenes de San Felipe y Santa Catalina, y coronada en el centro por un medallón con la Virgen del Carmen sostenida por dos ángeles tenantes.
A la época de su construcción se le ha llamado el Siglo de Oro murciano, pues fue muy pródigo en la construcción de grandes edificaciones, principalmente religiosas como las iglesias de San Antolín, San Andrés, Verónicas, Santa Eulalia, San Nicolás, Las Claras, Las Anas, Santo Domingo, el Imafronte de la Catedral, etc.
Posteriormente en épocas de penuria cada iglesia tuvo que ir desprendiéndose de parte de su patrimonio vendiendo terrenos a particulares a fin de recapitalizarse para reconstruirlas, repararlas, rediseñarlas y adaptarlas a nuevos modos de subsistencia.
A fines del siglo XVII se le encargó al escultor Nicolás de Bussy la talla más destacada del templo cual es la de “El Cristo de la Preciocísima Sangre”, que imprime especial carácter a la Procesión del Miércoles Santo en la muy murciana “procesión de los coloraos”.
Describamos las vistas fotográficas más significativas correspondientes a distintas épocas.

Vista antigua de la Iglesia al fondo, Jardín de Floridablanca a través de la Avenida de Colón

Otra vista desde el lateral izquierdo del citado Jardín

Esta foto recuerda los tiempos cuando había tranvías en la ciudad
Vistas actuales de diferentes elementos del templo

Lateral del templo

Fachada en la que se ven dos hornacinas con San Felipe y Santa Catalina, nombres correspondientes a cada miembro de un matrimonio de grandes benefactores

Medallón que corona la fachada con la Virgen del Carmen sostenida por ángeles tenantes

Cúpula de la Iglesia
Y ahora entrando al interior de la Iglesia.

Aspecto de la Nave central

Vista de las bóvedas

Otra vista del interior

Arcos del interior

Cristo de la Preciosísima Sangre de Nicolás de Bussy

Inmaculada de Francisco Salzillo (siglo XVIII)

Óleo de la Virgen del Carmen con Ánimas de José Mª Almela Costa (siglo XX)
Algunas demostraciones de la conocidísima Procesión de los Coloraos con algunas de sus imágenes portadas por miembros de la Cofradía en la Iglesia del Carmen

Carros bocina de la burla

Paso muy principal del Cristo de la Preciosísima Sangre

Paso de las Hijas de Jerusalén

Paso del Santo Lavatorio