En 1851 se reunieron unos “churubitos (señoritos) para darle otro contenido al Carnaval, organizando los festejos del Entierro de la Sardina y el Bando de la Huerta.
Por lo tanto nació como un pretexto para divertirse la gente acomodada, en la que se caricaturizaban las expresiones y costumbres de las gentes humildes de la huerta, celebrándose por la mañana en las fiestas de Carnaval.
Tuvo su decadencia y terminó por desaparecer, en 1899 se volvió al intento de hacerlo resurgir dando pie al nacimiento de la Batalla de Flores (1900-1936).
En este periodo alcanzó tal renombre que atraía a gentes de otras localidades, siendo cuando se desvincularon El Bando de la Huerta, la Batalla de Flores y el Entierro de la Sardina.
Los panochistas calaron mucho en el pueblo con sus ingeniosos bandos y su gran comicidad, en los que se pasó a criticar también a los políticos, se hacían chanzas de las carencias del pueblo reclamando sus soluciones, se ensalzaba a la mujer murciana, se amonestaban las malas costumbres y en general se ironizaba de todo.
Al principio las carrozas las procuraban y ocupaban las clases pudientes que portaban esculturas de productos huertanos, como un tomate, un pimiento, una berenjena, etc., pasando más tarde a elegir la Reina de las fiestas y sus Damas de Honor que ocupaban en exclusiva una carroza, continuó con la creación de las Peñas Huertanas dado el sobredimensionamiento del mismo al participar todo el pueblo y muy en especial los jóvenes y así hasta la actualidad en que es tal la celebración del día del Bando de la Huerta que todos los bares, plazas y jardines de la ciudad son invadidos durante todo el día con gran abundancia de “comercio” y “bebercio”.